La Pavlova es definitivamente uno de mis postres favoritos, me encanta esa sensación de merengue crujiente y que se derrite en la boca a la vez, lo que si no me gusta es el merengue chicloso y les aseguro que con esta receta van a obtener una hermosa y perfecta textura para la pavlova.
Siempre que había hecho pavlova hacía una versión grande, pero la verdad es que no es tan sencilla de cortar, todo se desparrama y la mesa termina llena de merengue en todos lados. Decidí hacerla individual por que unos amigos nos invitaron a comer y no quería dejar un desastre en su casa.
Cuando llegamos a todos les encantaron, e incluso había una chica de Australia y otra de Nueva Zelanda en la comida y se pusieron a discutir de donde era la pavlova. Una discusión que llego a niveles de si el pisco es chileno o peruano, se puso fea la cosa, pero cuando empezaron a comer el postre se les olvidó todo y solo llovieron elogios. Así que les prometo que a todos les va a gustar esta receta y la pueden modificar y rellenarla con lo que quieran y siempre va a quedar rica.
Ahora retomando la historia de donde viene este postre, lo que he leído es que Anna Pavlova una bailarina de ballet rusa de inicios del siglo XX muy famosa visitó Australia y también Nueva Zelanda y en alguno de esos países de creó este postre en su honor. Debemos agradecerle a esta bailarina por que gracias a ella se creó uno de los mejores postres y más fáciles de hacer en mi opinión.